El perfume, historia de un asesino

Jean Baptiste Grenouille nació en mitad del hedor de los restos de pescado de un mercado, abandonado por su madre entre los despojos. La autoridad se hizo cargo del bebé que fue de hospicio en hospicio, mientras sentenciaba a su madre a la horca. El chico creció en un ambiente hostil: nadie le quería e incluso sus compañeros intentaron asesinarle, y todo porque había algo que lo distinguía entre todos: no tenía olor. A cambio, Jean Baptiste poseía un olfato excepcional.

A los 20 años, después de trajinar en una curtiduría, consigue trabajar para el perfumero Baldini, el que le enseña a destilar esencias. Pero él quiere atrapar otros olores: el del cristal, el cobre… pero, sobre todo, el de ciertas mujeres, que asocia a la belleza. A cambio de un centenar de fórmulas de nuevas fragancias con las que Baldini podría hacerse rico, éste le escribe una carta de recomendación para que pueda aprender el arte de enfleurage en la capital mundial del perfume: Grasse. Una vez allí, conseguirá su objetivo: un magnífico perfume cuyos ingredientes son la esencia de jóvenes muchachas, a las cuales debía matar y mutilar. Trece esencias para componer un perfume que todo aquel que lo olía sentía el inevitable impulso de amar con lujuria.

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